lunes, 13 de septiembre de 2010

El mundo de Serena

CAPÍTULO 1: Serena.

Era la tercera vez en aquella misma semana que Serena se marchaba de casa pegando tras ella un fuerte portazo. Había vuelto a discutir con sus padres como de costumbre y por los mismos motivos de siempre, le habían propuesto un puesto de trabajo como dependienta en un centro comercial de la ciudad, pero ellos no aprobaban que Serena tuviera que mudarse y dejar el lugar donde habían vivido toda la vida.
"¡No me dejan hacer nada, se creen que soy una niña, pero tengo 18 años y no pienso acatar más sus órdenes!" se decía.

Serena trabajaba en un supermercado que se encontraba a 3 manzanas de su casa. Llegaba 5 minutos tarde, así que apresuro el paso. Cuando llegó se encontró con su compañera a la que tenía que relevar en el trabajo, era una señora de unos 40 años de edad de baja estatura y de complexión corpulenta, tenía el pelo negro y liso recogido en una trenza. Miró a Serena con sus pequeños ojos marrones y cara de tener pocos amigos.

- ¡Llegas 10 minutos tarde!¡Más te vale que tengas una buena excusa!- le grito.

- Perdone Sofía no me he percatado de la hora, le prometo que no volverá a suceder- se disculpó Serena.

- Está es la última vez que te lo paso, si vuelve a ocurrir hablaré con el encargado y me ocuparé de que te despidan.

Serena se dirigió a los vestuarios y se puso el uniforme. Antes de ocupar su puesto de trabajo fue al servicio a lavarse la cara y tras empapar su rostro se miró al espejo que tenía delante. Allí se vio ella con sus ojos verdes, su piel blanca como la nieve, llevaba una redecilla en la cabeza que escondía su larga cabellera negra, tenía el pelo tan negro que algunas personas le habían preguntado en varias ocasiones si era su color natural. Serena no se consideraba atractiva, nunca lo había hecho, ella siempre había menospreciado su apariencia física. Era más bien pequeña, pero tampoco demasiado y estaba delgada comparándose a como había estado años atrás. No tenía pareja estable ni nada que se pareciera y no creía que le fuera posible encontrar a nadie con quien mantener una relación, puesto que su anterior pareja le había hecho sufrir un año atrás y eso le había hecho desconfiar de la gente desde entonces.

Cuando regresó a la realidad, Serena salió del vestuario y se dirigió a ocupar su puesto de trabajo. Para su suerte, Sofía ya no estaba, en cambio se encontró con un muchacho que ella conocía perfectamente era Lucas, su mejor amigo desde la infancia, al parecer de Serena, uno de los muchachos más atractivos que había visto. Tenía el pelo rubio, los ojos azules como el cielo, alto de estatura y de complexión delgada, era el sueño de muchas chicas pero Serena nunca se había fijado en él de ese modo, ya que ella tan solo lo consideraba como un amigo.

-¿Has vuelto a llegar tarde verdad Serena?- le preguntó Lucas.

- Si, me he retrasado un poco...  ¿Cómo lo sabes?


- He oído a Sofía decírselo al encargado, están hablando en la entrada...

-¿Qué? Pero si me acaba de decir que me lo perdonaba, el encargado seguro que está enfadado- se disgustó Serena.

- ¡Será bruja y So-fea!- se río Lucas.


En ese momento apareció Axel, el encargado y una mujer que iba a su lado y andaba dando saltitos. Axel era un hombre muy alto y delgado, tenía el pelo castaño y los ojos marrones, iba ataviado con un traje muy elegante azul marino de pantalón y chaqueta, llevaba zapatos oscuros, una camisa blanca y corbata. A su lado se encontraba Bárbara, su prometida, ese mismo mes iban a casarse, era una mujer muy atractiva, tenía el pelo rubio y rizado y los ojos verdes, no era alta pero calzaba zapatos de largos tacones para compensar la diferencia de altura con su prometido y llevaba un vestido negro muy reducido, sus conocidos le llamaban "Barbie" puesto que poseía un considerable parecido a aquellas famosas muñecas. Ambos se dirigieron hacia donde se encontraban Lucas y Serena.



- Hola Serena, me acaba de comentar Sofía  que hoy has vuelto a llegar tarde, ¿ puedes explicarme el motivo de tu retraso?- le preguntó Axel.


- Perdone señor, he tenido un pequeño problema en casa...


- Esta bien Serena, sólo espero que esta sea la última vez que llegas tarde, sino tendré que despedirte...


- Si señor, está será la última vez, se lo prometo.

Carta amiga

Es imposible o casi imposible no sufrir por amor. Nunca se sabe el comienzo o el final de una historia. Nacemos por amor, pero al final, por unas causas u otras acabamos ahogándonos en lágrimas de tristeza.
Lo que si debo decirte amiga mía es que el amor merece la pena, una caricia, un beso, un abrazo...sentirse querido, saber que cuando estés sola esa persona va a estar ahí para cojerte de la mano y hacerte sentir bien.
También he decirte que el amor no se encuentra a la primera, ni tampoco se busca, viene solo como una ola que raspa los océanos.
Si sufres por amor,  reflexiona y piensa que habrá tiempos mejores, mientras tanto, té queda tu familia, tus amigas...y todas aquellas personas que, como yo, te consideramos especial y te amamos.
En fin, que no estas sola. No llores, que tus lágrimas son tristeza y quiero verte reír.